Después de la conquista catalana en 1229 y la gran afluencia de judíos
y de otros hombres eruditos, la posición estratégica comercial de
Mallorca hizo de ella una ubicación ideal para desarrollar una
floreciente escuela cartográfica que produjo espléndidas ilustraciones
de colores vívidos de ciudades, accidentes geográficos, retratos de
los reyes y otros gobernantes, y una riqueza de detalles topográficos
tanto reales como imaginarios. Antes de la producción del primer mapa
en Mallorca, Ramon Llull, el erudito mallorquín, incluía una carta
náutica entre los instrumentos esenciales de navegación, comparando su
importancia con la de la brújula. En 1354, el rey Pere de Aragón
decretó que todos los buques de su reino debían llevar dos cartas
náuticas.
1327
Las primeras cartas náuticas hechas en Mallorca se conservan en el
Museo Británico de Londres y donde también se incluyen las cartas
posteriores por Angelino Dalorto (1327) y la carta portulano por
Angelino Dolcert en 1339. Se puede ver todas las características, los
colores, los nombres de lugares, puntos topográficos al detalle,
personajes, etc., con las notas explicativas en latín. Este documento
también marca una desviación del Mediterráneo tal y como venia siendo
representado en anteriores portulanos ya que hace un intento en
representar el norte de Europa e incluye más información sobre África.
Aunque no era un cartógrafo, Jaume Ferrer fue un marinero que
abandonó Mallorca el 10 de agosto de 1346 zarpó para navegar
a lo largo de la costa de África hasta Senegal y quizás incluso llegó
hasta la desembocadura del río Níger. Esto se muestra en el
Atlas Catalán.
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