Bordados mallorquines
La palabra ‘bordado’
deriva del francés medieval borde y se practicaba como un trabajo de artesanía desde
antigüedad. En la India el bordado posiblemente ya se conocía en los tiempos prehistóricos.
La evolución del bordado en la península Ibérica corrió paralela a la del resto de Europa;
sin embargo, algunas variedades regionales, que aún se practican hoy día, conservan las
características y peculiaridades que tenían en el siglo XVI. Entre las más destacadas se
encuentra el de Mallorca, de exuberante policromía. Tiene una tradición propia que no se
relaciona con los de la península. Recuerda más a los que se realizaron en Creta o Albania
-y con los orientales originarios de Persia o la India.
En lugar de ser diseños naturalistas, sus motivos -siempre vegetales, flores, frutos y
hojas unidos por líneas de tallos ondulantes- están extraordinariamente estilizados.
Los bordados típicos de Mallorca son el punto mallorquín, la cadenilla, el punto enlazado
y el punto de cruz.
Desgraciadamente, es una de las artesanías de Mallorca que se va perdiendo pero en
quedan todavía algunos históricos establecimientos especializados en bordados mallorquines.